es que, a pesar de lo que muchos piensen o hayan pensado, Pablo no abandonó el judaísmo para abrazar otra religión. Y aquí, tanto Pablo como nosotros, nos encontramos entre la espada y la pared. Si hubiera abandonado el judaísmo e inventado una nueva religión, muchos le tacharían de antijudío. Si hubiera predicado que la larga historia del judaísmo había llegado a su clímax, a su cumplimiento, en Jesús de Nazaret, muchos también le habrían tachado de antijudío. Y yo creo que optó por esta segunda
Page 46